¿Es posible una transición pacífica en Venezuela? ¿Podemos lograrlo las mujeres?

La Alianza de Mujeres por una #DemocraciaEnIgualdad busca reunir a mujeres de distintos partidos junto a mujeres de la sociedad civil para encontrar una agenda en común por los derechos de las mujeres y la necesidad de participación de las mujeres en todos los procesos nacionales e internacionales que promuevan el regreso de la democracia a Venezuela.

Foto: NUSO, Nueva Sociedad

Foto: NUSO, Nueva Sociedad

Cada transición es tan compleja y única como el pueblo y los líderes que la llevan adelante, pero lograr una transición pacífica exige múltiples condiciones, con desafíos y oportunidades excepcionales. Sin embargo, de materializarse, se convierte en la puerta de entrada a procesos de democratización más sostenibles. 

En Venezuela, en medio de una crisis política, institucional y humanitaria, el panorama para lograr una transición pacífica es cuando menos retador. A pesar de eso, modelos como los de Colombia (con los acuerdos de paz), Afganistán e Irlanda confirman que es clave promover la participación de las mujeres en todos los escalafones del proceso. 

En el foro ¿Es posible una transición pacífica en Venezuela? ¿Podemos lograrlo las mujeres?, como parte de la Alianza de Mujeres por una #DemocraciaEnIgualdad que promueve la Asociación Cauce conversamos sobre el panorama venezolano. 

Los procesos de cambio político siempre tienen altos niveles de incertidumbre. No obstante, hay cinco condiciones necesarias para lograr una transición pacífica hacia la democracia: actores políticos que quieran democracia, unidad de la oposición, acuerdos políticos respetuosos (que no necesariamente implican cercanía entre las partes), respeto al marco jurídico vigente y un Estado capaz de recibir esa democracia. 

¿Cumplimos con los requisitos para lograr una transición pacífica? 

Las especialistas no tienen una respuesta absoluta, pero coinciden en que una de las mayores complejidades en el caso de Venezuela es el grado de erosión del Estado, que ha otorgado el poder territorial a grupos armados a cambio de fidelidad política. Aunque en las regiones se puede palpar la destrucción del Estado, también es posible encontrar ciudadanos comprometidos con la democracia y eso es motivo de esperanza.

La transición exige una negociación, pero no cualquier tipo de negociación 

En Venezuela, fuimos pioneros regionales en transiciones pactadas con el Pacto de Punto Fijo, en 1958. Aunque la experiencia sienta un precedente valioso en la historia democrática, hoy día se reconoce que las negociaciones pactadas no son en sí mismas democráticas porque quienes participan son parte de las élites y no brindan una ruptura del todo con el pasado.

Aun cuando no hay duda de que la negociación es la vía que puede facilitar la transición pacífica, es necesaria la coordinación amplia de todos los sectores políticos y la articulación de la sociedad civil, incluyendo a las mujeres y a los grupos minoritarios. Superar el legado militar también es esencial para construir narrativas y procesos alternativos. 

La opinión pública, ¿favorece o entorpece la transición?

A menudo, las transiciones son procesos moderados y apoyados por la comunidad internacional, pero el papel de la opinión pública juega especial protagonismo, ya que tiene el potencial de favorecer o entorpecer el proceso de cambio político. Muchos especialistas aseguran que, en Venezuela, no hay opinión pública dada la censura que se vive y lo único que tenemos para reflejarla son las redes sociales. 

En líneas generales, las especialistas reconocen la importancia de humanizar el conflicto y generar empatía. Lograr condiciones óptimas para el diálogo pasa también por eliminar la polarización y poner el foco en los valores comunes.

Los partidos políticos se preparan para la transición: la inclusión de las mujeres es una deuda pendiente

Aunque es imposible determinar si en Venezuela la transición está cerca o lejos, los partidos políticos de oposición, incluyendo el liderado por Delsa Solórzano “Encuentro Ciudadano”, llevan años trabajando en las leyes que se requieren para ese proceso, enfocadas especialmente en la justicia transicional, la justicia ordinaria y las garantías necesarias. 

El reto que los partidos deben asumir es el promover la participación y los liderazgos de las mujeres, quienes actualmente enfrentan obstáculos estructurales y dinámicas excluyentes, marcadas por los estereotipos machistas impresos en el ADN del hacer político.  

Para las ponentes, el papel de la mujer en la política no es solo estar presente, también es activarse, participar y hacerse escuchar. La formación de las mujeres en política es especialmente importante en un contexto donde trabajan y se les exige el doble para ser reconocidas. 


Relatoría hecha por: Estefanía Reyes





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